sábado, 19 de febrero de 2011

Daddy (III)


     Tengo 28 años, he dejado atrás los tomateros y a mis familias. Les di las gracias mil veces y me siento muy agradecido y ya les dije que les iré a visitar. La señora ya tiene 86 años y seguro que me va a costar vivir sin sus consejos e historietas. Ahora me he ido a Tejeda con Mamadú. Trabajo para el Cabildo como guarda forestal. Gano mucho más dinero y hago lo que me gusta. Estoy en el campo con los árboles, regando, podando, formando simulacros de incendio con helicópteros. La verdad es que todos somos un equipo y si uno falla, los demás también. Me siento muy arropado. Nadie me mira por encima de hombro, pensando mira ese negro que viene de los tomateros. Al revés, me tratan como si fuera un ejemplo de superación. Vivo en una cabaña especialmente para los guardas. Cuando te levantas en invierno a las 5:00 de la mañana ves un mar de nubes, que te envuelve. Pones la mente en blanco y te olvidas de tus problemas. He enviado la mitad el dinero que he guardado en todo el año para mi familia de Senegal y la otra mitad para “mi mamá” de Agüimes.

     A mis 48 años soy el coordinador de los guardas forestales más jóvenes. Soy muy considerado e intento que todos se lleven bien o por lo menos que sean compañeros. Procuro que todos sean un equipo y que aprendan que todos son importantes porque cada uno de ellos tiene una cosa especial. Ahora vivo en un cuartel donde tengo una habitación solo para mí. Comemos en un comedor donde las cocineras vienen de Arucas. Ellas me han llevado este año a la fiesta de su pueblo por San Juan. Me costó entender la fiesta de las hogueras ya que de donde yo vengo nunca se ha visto eso. A las 12 de la noche tiraban fuegos artificiales y la gente hacía asaderos. Comían chuletas de cochino, panceta y chorizo. Es una comida típica de celebración. Hay cosas que cuando yo tenía 7 años jamás había visto. Se llaman ordenadores y que todo el mundo usa. A través de ellos un compañero le envía dinero a mis 2 familias y le mando información aunque lo malo es que nunca recibo noticias de ellos. Seguramente mi madre haya fallecido pero me queda la esperanza de que mis hermanos comerán un plato caliente. No sé nada de Mamadú, se fue de Tejeda hace unos siete años. Él me dijo que se había ido otra vez a Agüimes después de pasar la mitad de su vida aquí. Seguía muy agradecido al pueblo que le dio mucho.

     Me he jubilado. Por fin he cumplido los 60 años. Me he ido a vivir a la playa de Arinaga. Vivo en una casa al lado del mar. Cuando me levanto, abro las ventanas y noto la brisa marina en mi cara. Ese olor es maravilloso. El panadero me deja el pan en la puerta recién hecho.

     Hoy será un día maravilloso porque voy a ir a casa de Mamadú, que hace muchos años que no lo veo. Voy a recordar mi historia con mi gran amigo y compañero fiel. Como ya he dicho, se llama Mamadú, es de Senegal como yo, y tenemos muchas historias que recordar. (Fin)


Autora: María R.P.R., alumna de 2º ESO del IES Joaquín Artiles, ha sido la ganadora, en el municipio de Agüimes, delIIII Certamen de Cuentos Solidarios.

1 comentario:

Pepe Arcadio dijo...

Ahora que llega a su final la entrega de la serie del relato de María, quiero dejar constancia de mi aplauso a esta joven (¡2º ESO!) con inquietudes creativas. Bienvenida a este espacio de nuestro lagarto escribidor. A ver si conseguimos que se unan jóvenes creadores que se sumen a los menos jóvenes que ya frecuentamos esta página. Enhorabuena y a seguir adelante, también escribiendo.