miércoles, 30 de marzo de 2011

La vida a ti debida.




Desvalido y vencido por el llanto,

de tu vientre sagrado llegué a los resplandores de la vida.

Sonriente, inventaste el amor que me amó siempre,

y tu mirada clara me invitó a resplandores

que nutrió mi ignorancia de saberes.





Preguntas sin sentido te lanzaba, mientras tu inagotable generosidad

respondía perfectas las respuestas, y cuando terminabas,

otra vez más preguntas, otra vez más respuestas cargadas de ternura infinita.

El cansancio y los juegos cambiaban tu presencia por mis sueños,

volando en mariposas, brincando las estrellas, floreciendo hojas secas,

hablando con la luna y escuchando tu voz cantando alegre

y diciendo bajito “cuánto te quiero, chiquitito”, y lentamente,

como si flotara, ascender al lado de una nube profunda y descansar

volviendo a despertar al nuevo día cargado de sonrisa, sin pereza ,

buscándote de nuevo para juntos, volver a inventar otro día extraordinario… mamá.

1 comentario:

Pepe Arcadio dijo...

Muy bien, amigo Paco. Ahora que se acerca una fecha explotada comercialmente es reconfortante leer un texto que surge del alma y que lleva escritas las palabras emoción y verdad en cada letra. Por cierto, me gusta el "juego" que aportas con el título: la "vida" a ti de-"bida", un título que me recuerda además a uno de los grandes poetas del amor de nuestra literatura, Pedro Salinas, y su "La voz a ti debida". Sigue emocionándonos, Paco. Gracias.