Allí le enseñaron todo el colegio y, a pesar de que tenía unas reglas un poquito estrictas, ya le iba empezando a gustar un poquito aquel sitio. Justamente cuando terminaron pasó por allí una alumna. Él no la miro muy bien pero por lo que pudo ver le pareció muy guapa, aunque no le dio importancia.
Llegó a su cuarto y rápidamente llamó a su mejor amigo:
-Hola, ¿cómo estas?
-Bien, aquí en este cole nuevo.
- ¿Ah sí? Y qué tal ¿te gusta?
-Sí, no está tan mal, ahora mismo voy a ir a esta biblioteca para ver qué tipos de libros tiene, ya te contaré.
- Vale.
-Pueeees bueno, adiós.
-Sí, adiós.
Al terminar la conversación rápidamente se fue a la biblioteca; al entrar estuvo como media hora para ver qué libro cogía. Era tan grande esa biblioteca que no sabía qué libro coger y al final se decidió y cogió uno de aventuras. Era bastante gordo, pero eso a él no le importaba porque si no terminaba de leérselo, se lo podía llevar a su habitación, tenían permiso para eso.
Eran casi las ocho cuando decidió seguir leyendo en su cuarto. Al entrar vio a Pablo comiendo y Enrique le preguntó que si les daban la comida en su cuarto o tenían que ir a comprarla. Él le dijo que se la traían pero que lo que le traían era una comida que elegían ellos. Enrique tenía muchas ganas de comer, así que llamó para que se la trajeran. A que no sabrías decirme qué le trajeron para cenar…
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