sábado, 29 de octubre de 2011


Los hombrecillos

Dicen que los grandes seres que gobiernan el mundo, a veces, se reúnen en secreto en algún lugar del espeso bosque. Llegan desconfiados y temerosos de que los descubran, recelando los unos de los otros, mostrándose hostiles y agresivos, como si tuvieran miedo. Cuando rebasan la puerta principal, se quitan sus pieles y se descubren, para luego salir del interior de sus titánicos cuerpos unos miserables hombrecillos desnudos, temblorosos y asustadizos, de grandes ojos que sobresalen de sus pálidos rostros enfermizos.
 Ya en el interior de la humilde casita de madera, bajan por una larga rampa, moviéndose torpemente, tropezándose entre ellos y emitiendo pequeños gruñidos, como si fuera una manada de ratas desorientadas. En la oscuridad, el silencio parece adormecerlos hasta que se oye la débil voz de uno de ellos, iniciando una especie de plegaria que repiten los demás intermitentemente, provocando un murmullo que se vuelve ensordecedor a medida que rezan cada vez más rápido, casi gritando, a la vez que despiden un olor nauseabundo que ilumina todo el espacio, hasta que, casi al unísono, comienzan a vomitar una especie de jugo verdoso muy espeso con babosas flemas ensangrentadas.
El lugar se vuelve fangoso e irrespirable. Es entonces cuando, precipitadamente, salen exhaustos  y jadeantes de allí, con sus estómagos vacíos, y, tras ponerse sus enormes disfraces, se mueven entre ellos violentamente, como si estuviesen bailando una danza guerrera, mientras que, a modo de lamentos  emiten, abriendo exageradamente sus fauces voraces, unos rugidos atronadores que se extiende por todo el planeta, tras lo cual comienzan a correr en todas las direcciones, dispuestos a devorar el mundo y saciar nuevamente su codicia desmedida.

2 comentarios:

Pepe Arcadio dijo...

Marcos, esta podría ser una moderna versión de las “danzas de la muerte” medievales, con todo el horror que rodeaba a tan macabros bailes... Eso sí, no sé si en estos tiempos como escenario me resultaría más verosimil una reunión en una oscura sala de los bajos de un banco o de algún foro monetario europeo o mundial.

Ana J. dijo...

Se me vuelven a revolver las tripas con estos hombrecillos.
Muy bueno, Marcos!